Órganos internos

Durante el embarazo ocurren múltiples cambios en el cuerpo de la mujer que permiten adaptarse al desarrollo de una nueva vida en su interior. Muchas son las dudas que se plantea una mujer al saber que está embarazada, como por ejemplo: ¿cómo se adapta mi cuerpo a esta situación? ¿cuáles son los cambios que curren dentro de mí durante los 9 meses? ¿por qué y cómo se producen? vamos a intentar resolver algunas de estas preguntas de la forma más sencilla.

La mayoría de los cambios están determinados por causas hormonales, nutricionales y mecánicas. Y lo cierto, es que durante el embarazo todo el cuerpo se prepara para asegurar el crecimiento del futuro bebé.

El primer cambio ocurre en el sistema cardiocirculatorio, que trabaja al máximo para asegurar el aporte de oxígeno y nutrientes. El tamaño del corazón de la madre aumenta ligeramente para bombear más sangre y aumentar el volumen de sangre que llega al útero. La presión sanguínea disminuye ligeramente durante los dos primeros trimestres, para volver a valores normales en el tercer trimestre. La presión venosa, sin embargo, se mantiene constante en la parte superior del cuerpo y aumenta en la pelvis y piernas, sobre todo en el último trimestre por la presión que ejerce el útero sobre las venas de retorno, lo que explica la hinchazón de tobillos y piernas en los últimos meses de embarazo.

El crecimiento del útero empuja al diafragma, que es el principal músculo de la respiración, hacia arriba. El cuerpo de la madre compensa esta falta de espacio con un ensanchamiento de la parte baja de la caja torácica. Las costillas se abren para asegurar la respiración. La frecuencia respiratoria permanece constante durante el embarazo, pero el volumen de aire que se mueve durante la respiración aumenta progresivamente entre un 30 y 40%.
Aún así, a partir del segundo trimestre, es frecuente la sensación de disnea o falta de aire. Por ello es muy importante trabajar la respiración durante todo el embarazo. Ayuda a oxigenar correctamente a madre e hijo y mejora la capacidad para realizar los pujos durante el parto.

En el sistema digestivo se produce la relajación de las fibras musculares lisas (son las fibras musculares que realizan los movimientos peristálticos viscerales). Este cambio predispone a una tendencia al estreñimiento, reflujo gastroesofágico, náuseas y vómitos. Las náuseas y vómitos son más frecuentes en el primer trimestre, y suelen mejorar a partir del segundo. Es recomendable comer varias veces al día poca cantidad para evitar estas molestias. El estreñimiento es más patente en los últimos meses de gestación y mejora con la ingesta de líquidos, fibra y con ejercicio físico moderado.

El sistema urinario también se ve afectado por la relajación de las fibras musculares lisas, y se produce una dilatación de riñones y uréteres. Además, el peso del útero sobre la vejiga hace que la mujer necesite orinar con más frecuencia, y durante los últimos meses, la despierta varias veces por la noche. El suelo pélvico soporta todo el peso del útero y tiende a perder fuerza, lo que puede favorecer molestias y pequeñas fugas (incontinencia urinaria). Por este motivo, durante el embarazo y también en el postparto, es importante hacer ejercicios de toma de conciencia del suelo pélvico y masaje perineal.
En KINÉ ofrecemos un servicio integral de atención a la mujer embarazada.
Realizamos tratamientos de fisioterapia y osteopatía durante el embarazo para prevenir posibles molestias, y tratarlas si aparecen.
También realizamos en grupos reducidos, Pilates para embarazo e hipopresivos en postparto. De esta manera, preparamos y recuperamos el equilibrio musculo esquelético adecuado.